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Junto con el abdomen y la cara interna de los muslos, es uno de los puntos “favoritos” de la grasa para instalarse de manera que, además, resulte difícil de eliminar. Es un problema bastante común y pueden padecerlo también las mujeres delgadas. Las dichosas cartucheras desdibujan la silueta y hacen complicado llevar determinadas prendas con soltura como pantalones pitillo, minivestidos o shorts. Reducirla y llegar a eliminarla es posible con una dieta equilibrada y ejercicios específicos pero, ten en cuenta, que requiere constancia.



Si ese es tu objetivo, no caigas en el error de someterte a una dieta súper estricta. Debes comer de todo, por supuesto con moderación, y limitando la ingesta de hidratos de carbono y lípidos. Es decir, carnes (mejor magras), pescados, legumbres, pasta y cereales son imprescindibles para una correcta alimentación, pero intenta en lo posible que en tu menú diario las protagonistas sean las frutas, verduras y hortalizas.



Tampoco es buena idea pasar largas horas sin probar bocado. Hacer cinco comidas diarias, en porciones pequeñas y equilibradas, (uno de los secretos de la dieta del factor cinco) contribuirá a mantener tu metabolismo activo, haciendo que tu propio organismo recurra y “tire” de las grasas acumuladas.



Para ayudar a reducir esa grasa persistente, el consumo de abundantes líquidos es una magnífica estrategia. Bebe al menos dos litros de agua al día y acostúmbrate a tomar zumos naturales y vegetales (refrescantes y depurativos), infusiones (el té verde te vendrá genial) o alguna crema o sopa fría (gazpachos, vichyssoise…)de lo más apetecibles en estos días de verano. De esta manera, eliminarás más fácilmente toxinas y grasas.



Descarta totalmente el consumo de bebidas alcohólicas, el número de calorías “vacías”que aporta el alcohol es muy elevado y son esas calorías a las que primero recurre el organismo cuando lo necesita, por lo que nuestro cuerpo no tocará la grasa acumulada hasta no haber quemado las calorías del alcohol. Olvida también la bollería industrial con sus poco saludables grasas saturadas.






Ejercicios

Cuando la grasa está concentrada en un punto determinado del cuerpo, una correcta alimentación puede no ser suficiente. Hay que “mover” esos cúmulos grasos para facilitar su desaparición al tiempo que tonificamos la zona evitando la aparición de flacidez.



Haz los ejercicios que te recomendamos, al menos tres días a la semana durante unos minutos, y, con un poco de constancia, notarás los resultados.



1. De pie y de perfil apoyando una mano en una pared, una silla, una barandilla… estira una pierna y levántala lateralmente hasta la cadera (formará un ángulo recto con tu otra pierna). Repite 10 veces con cada pierna. El secreto del ejercicio consiste en que mantengas el tronco recto. Notarás cómo trabaja toda la zona.



2. De pie y mirando al frente, separa las piernas y flexiona ligeramente las rodillas. Coloca tus manos detrás de la cabeza, en la nuca, y, desde esta posición, dobla el tronco lateralmente, primero a la derecha y luego a la izquierda, manteniendo unos segundos la posición en cada lado mientras realizas suaves “rebotes” (tu codo debe apuntar al suelo).



Haz un pequeño descanso porque estos ejercicios cuestan y relaja la zona realizando movimientos circulares con la cintura y las caderas (a lo Shakira).



3. Túmbate en el suelo de perfil (apoyándote en el antebrazo y en la propia cadera) con el cuerpo lo más recto que puedas. Eleva la pierna que haya quedado encima (10 veces), cambia de lado y repite el ejercicio con la otra pierna.



4. Sentada en el suelo y con las piernas estiradas, sepáralas lo que puedas. Desde esta posición, gira el tronco lateralmente pasando tu brazo estirado por encima de la cabeza (brazo derecho hacia lado derecho y, seguidamente, tronco y brazo izquierdo hacia la izquierda). Hazlo 10 veces hacia cada lado.



Desde esta misma posición y como segundo ejercicio, manteniendo las piernas separadas, tumba el tronco sobre una pierna intentado agarrar con las manos el pie (10 veces). Repite hacia el lado contrario.



Con estos ejercicios trabajarás especialmente cintura y caderas pero recuerda complementarlos con algún tipo de actividad aeróbica (bicicleta, baile, natación). Además, realiza un mínimo calentamiento previo para que te resulten más sencillos y evitar tirones (correr unos minutos, realizar unos pequeños saltos y estiramientos, etc).

ABDOMINALES. RECOMENDACIONES IMPORTANTES

Publicado por Alejandro Lombardo 18 de marzo de 2013 Etiquetas: , , , , 0 comentarios

Conseguir un abdomen fuerte y bien tonificado es uno de los objetivos que nos marcamos en esta época del año de cara al verano y a estar perfectos. Como venimos comentando en infinidad de post, el ejercicio abdominal es necesario al igual que el ejercicio aeróbico si queremos eliminar la capa de grasa que recubre nuestro abdomen, pero no hay que tener presente que cuidar la alimentación y seguir una serie de puntos es esencial para conseguir ese abdomen deseado.


Lucir unos abdominales marcados con músculos tonificados, fuertes y resaltantes no es imposible. El entrenamiento, la dieta, la hidratación y el descanso son la clave para lograrlo.


Considera los siguientes 30 consejos para mejorar estos aspectos y lograrás tener esos soñados abdominales planos y perfectos.


1. Si eres novato aprende a ejecutar correctamente los ejercicios.

2. Limita el entrenamiento abdominal a los movimientos básicos.

3. No pongas las manos en la nuca, mantenlas cerca o a los lados de la cabeza o cruzadas en el pecho.

4. El cuello debe estar recto en línea con el tronco.

5. La barbilla elevada nunca pegada al pecho.

6. Al realizar la contracción abdominal sube el tronco sin doblar el cuello.

7. No eleves el cuerpo usando los músculos lumbares.

8. Si te cuesta hacerlo, comienza apretando solamente el estómago.

9. Realiza movimientos lentos y controlados, hacer los movimientos lentamente cansa más pero es mucho más eficaz y seguro.

10. Mantener un instante la posición de máxima contracción aumenta el trabajo de la musculatura y fomenta el desarrollo de su potencia.

11. Si no estás entrenando correctamente tus abdominales corres el riesgo de lesionarte más.

12. Incrementa progresivamente la intensidad.

13. incluye variedad en tu rutina de abdominales: un ejercicio para los superiores, otro para los inferiores y otro para los oblicuos.

14. Entrena tus abdominales según la fortaleza de cada región: primero la parte inferior más débil, después los oblicuos y por último la parte superior.

15. La sugerencia anterior no es estricta, puedes variar los ejercicios a realizar y el orden de ejecución.

16. Realiza las repeticiones necesarias para lograr la fatiga muscular, si puedes hacer mas de 25 debes agregar dificultad en la ejecución.

17. Si quieres añadir intensidad y desarrollar músculo puedes trabajar con lastres o cargas.

18. Descansa de 20 a 45 segundos entre repeticiones dependiendo de tu condición física.

19. Incluye períodos de recuperación entre sesiones de entrenamiento abdominal, recuerda: no siempre “mas es mejor”.

20. Deja al menos 48 horas de descanso entre cada sesión: con dos o tres días a la semana es suficiente.

21. Controla la respiración, Expulsa el aire por la boca cuando hagas la contracción e inspira por la nariz cuando relajes.

22. Controlando la respiración lograrás aumentar la intensidad del ejercicio notablemente.

23. No uses los flexores de la cadera, procura sentir que estás apretando los abdominales y no tirando de los músculos que están cerca de las ingles.

24. Evita las elevaciones de piernas extendidas y los giros excesivos, son poco efectivos y muy lesivos.

25. Haz siempre los abdominales con las piernas dobladas o las rodillas flexionadas según el ejercicio que realices.

26. Realiza flexiones de abdominales hasta los 30º, después de eso el trabajo lo realiza el psoas ilíaco.

27. Si no ves resultados aunque te esfuerces es porque no estás haciendo bien tus ejercicios abdominales. Si estás entrenando bien deberías empezar a ver resultados aproximadamente en un mes.

28. Realiza ejercicio aeróbico de intensidad media y larga duración para lograr definición muscular en tu zona abdominal.

29. Controla lo que comes, no se puede alcanzar definición muscular sin llevar dieta.

30. No basta con tener unos grandes músculos abdominales; el secreto de una buena sección media es que se vea.


En nuestra sociedad actual todo colabora para que todos, tanto niños como mayores, asuman como válidos comportamientos claramente sedentarios y, por tanto, perjudiciales para la salud. Esa búsqueda de lo más fácil y lo más cómodo para evitar realizar una actividad física que implique un esfuerzo, va creando cada vez una población más inactiva, lo que representa un factor de riesgo adicional para enfermedades de diferente índole.
 

El sedentarismo es un factor de riesgo modificable, lo que significa que la adopción de un estilo de vida que incluya la práctica de ejercicio físico interviene en la mejora de la salud de la persona sedentaria y reduce su riesgo cardiovascular.

Cuando el sedentarismo alcanza una condición de agudeza tal, que implica el rechazo de hecho y de deseo, de toda actividad física o deportiva, e incluso de carácter recreativo, con limitación voluntaria de los movimientos, sin que exista un impedimento físico para ello, se enfrenta una hipoquinecia (del griego hypo, disminución; quinecia del griego kinecia, movimiento), de orden psico-patológico que determina:

·         Disminución de las fibras musculares esqueléticas y del peso de los músculos con decrecimiento de la fuerza muscular por sobre la magnitud normal.

·         Se afecta la postura corporal y el equilibrio durante el movimiento de traslación al aumentar las oscilaciones del centro de gravedad y la alteración de la coordinación de los movimientos por el sistema nervioso.

·         Disminuyen las dimensiones del corazón y se acelera el pulso.

·         Disminuyen las funciones de las glándulas endocrinas, particularmente las suprarrenales.

·         Cuando se lleva una vida sedentaria, el esqueleto se vuelve frágil y débil y pierde paulatinamente su aptitud para cumplir funciones más allá de los movimientos rutinarios. El hueso es un tejido muy activo: a lo largo de toda su vida modifica su estructura interna según los requerimientos de resistencia y tensiones a los que se ve sometido. En el entramado microscópico de los huesos, unas células llamadas  osteoblastos fabrican tejido óseo en las zonas que necesitan ser reforzadas a causa de las demandas externas de resistencia. A su vez, otro grupo de células (los osteoclastos) se dedican a destruir hueso reabsorbiendo el calcio y los demás componentes óseos en aquellos lugares donde no hacen falta. Por eso el esqueleto del individuo sedentario se descalcifica progresivamente y se vuelve menos resistente a tensiones, más frágil a los traumatismos y más propenso a enfermedades degenerativas como artrosis y artritis, que el de quienes viven entrenados..

El sedentarismo sólo se combate con actividad física. Y, como hemos repetido en numerosas ocasiones, no se trata de convertirse en un atleta de competición. La clave está en modificar los hábitos sedentarios de vida y ocio y transformarlos de forma que se incremente nuestro nivel de actividad física y deporte. En el caso de los adultos sedentarios que llevan mucho tiempo sin hacer ningún tipo de ejercicio es conveniente que consulten a su médico: tan peligroso es para la salud no hacer nada de deporte como, en esa situación, lanzarse a un ejercicio exhaustivo y desmedido de forma aislada.

La Organización Mundial de la Salud considera que al menos un 60% de la población mundial no realiza un mínimo de actividad física recomendada que equivale a 30 minutos de actividad moderada por día.

Cuando una persona no cumple con el mínimo de 30 minutos se considera sedentaria, y su riesgo de padecer problemas cardiovasculares es mayor debido a que la inactividad física genera un aparato cardiovascular cada vez más ineficaz.

Los porcentajes de aumento del riesgo para distintas enfermedades comparados con las personas activas son, entre los sedentarios, los siguientes:

 

·         270% de accidente cardiovascular, lo cual se traduce en un riesgo que se triplica cuando la persona es inactiva.

·         160% de diabetes.

·         100% de cardiopatía isquémica, osteoporosis y fracturas, cáncer de colon.

·         70% de hipertensión arterial.

·         60% de cáncer de mama.

Definitivamente, quien elige ser sedentario también elige tener menos salud y sufrir un riesgo considerablemente superior de padecer diferentes enfermedades, especialmente, aquellas relacionadas al aparato cardiovascular.